30.7.08

Saint Briac

Recorrí el camino sola por 1era vez; sólo algunas trompetas y armonías exóticas hacían el viaje conmigo. El impecable sol me hizo olvidar cuántos kilómetros había dejado atrás ya: estaba frente a la playa tan deseada de St. Briac, ese pedacito de arena decorado con veleros de colores que flotan o se tumban al sol, dependiendo de la marea. Hoy flotan, y en sus mástiles se escucha el tintinear de una brisa absurdamente veraniega.

Sólo necesito encontrar un lugar para dejar las cuatro ruedas y volver a mis dos piernas, pero día soleado obliga, todo el mundo tuvo la misma idea…

Entonces subí al carrusel de la búsqueda de un espacio “libre”. Callecitas me llevaron a chocar con una niña y su bicicleta; o yo la llevé a chocar su rodilla contra mi bumper; o su bicicleta me llevó a chocar con su rodilla; ya no sabemos, pero no fue nada grave, excusez-moi madame; c’est pas grave, vous allez bien quand même ?; oui, ça va, excusez-moi. Yo tenía que dar marcha atrás, la callecita era muy callecita y otros venían de allá. Pero la niña no se movía, parecía meditar junto con su bicicleta sobre lo sucedido; quizá le halaba las orejas por telepatía…; vous êtes sûre que ça va?; oui, oui; je dois reculer; oui, allez-y. Pero no se movía, y si no se movía yo no podía dar marcha atrás. Los que venían, no entendían, y yo tampoco de hecho. Volví a enfocar la vista retrovisada, vi que la niña ya no...

De vuelta al carrusel; encontrar el espacio, despacio.

* * *


A menudo, sucede que el sol me da en la cara, me calienta el cuerpo hasta el punto de ebullición y al mismo tiempo nada en ríos de palabras, versos, verbos que se mezclan con el THC escondido en los rayos del sol que a su vez se esconden en mis poros para incorporarse en un conjuro con el polen alucinógeno de lo sensual… y de repente, como en una película de Wong, todo se pasea en el ralenti sabroso de un deseo sensorial que me hace la boca agua, mientras el sol continúa entreteniendo la ebullición, y todo descabelladamente hermoso y sensual.

Texto : M.A.

29.7.08

die Zunge



Il n’y a pas meilleure sensation
que le glissement vertigineux de ta langue
par mes montagneuses lèvres ;


Douce descente
en remontées scabreuses
qui me fait voyager
au tour des syncrétismes inhabités.








Texto: M.A.


28.7.08

22 de agostos de 2005


Un alarido de horror, el despertador, cuatro de la mañana; el matress es de buena calidad, pero aun así siente cuando Maneq se levanta, le acaricia el cuerpo con dedos de algodón para no despertarla sin saber que ella lo observa con los ojos cerrados, más despierta que el café en su concentración más pura. La luz de la cocina atraviesa sus parpados pesados, la olla de leche caliente, la cucharita, la nevera, el chocolate en polvo, la tostadora, el pan, la mantequilla. La leche que se derrama, el pan que se quema dentro de la tostadora, Maneq y la negrura que se asoma por la ventana.
Un vacío. La luz de la sala de baño, el agua que corre, los labios mojados, la pasta, el cepillo de dientes, de seguro se mira en el espejo y se pregunta. Si supiera que lo observo, que camino con sus pies. La camisa que se desliza por los brazos soñolientos, el pantalón que conoce bien cuantas horas de trabajo. Un vacío.
El matress es de buena calidad, pero aun así siente cuando Maneq la mira dormir antes de irse. Una caricia en la frente, unos besos de niño que lamen su sueño, el olor de NIVEA VISAGE, un hombre reguindado de un pezón; no quiere despertarla, no quiere que vea su cara estrujada por el sueño y el cansancio, las bolsas debajo de los ojos. No imagina que lo veo con cada beso, que el algodón de sus dedos se transforma en traductor, que llevo su cansancio en mi sueño despierto. No quiere que se preocupe, pretende que es fuerte, después de todo es ella la recompensa al final de cada día, es su princesa, con la que siempre soñó. Si supiera que no duermo, que me pregunto, que me devora el miedo. Un vacío.
Pasos, la nevera, el sándwich para los 30 minutos de receso, el bulto para mantenerlo fresco, el frío que se cuela por la puerta, los zapatos de cero leguas, las cuentas en un bolsillo, los hay bendito en el otro, los viajes en una gaveta, el porvenir quién sabe dónde, la llave que gira para seguir protegiéndola. Yuna despega los párpados, observa la oscuridad y empieza a hilar la historia que contará cuando Maneq le pregunte ¿y tu día mi amor, qué tal?

Texto : M.A.

18.7.08

mes tisages

Soy

el ejemplo vivo de la

psicosis genética

y vivo el humor negro de la

inicuidad

vestida y descalza

con un dedo en la nariz

(que no es mio)


me cepillo el cansancio de una memoria ancestral que sólo es ligera cuando no se ve.




Texto : M.A.